Festejos

Durante todo el año está casi sin vida. La sombría presencia se arrastra por los cuartos, entre las paredes con fotos grises, limpiando habitaciones vacías. Entonces vuelven. Los nietos juegan en el salón, trepan a los árboles, corren por la escalera y ocupan las habitaciones del primer piso. Todas menos una. Los niños toman la casa y ella los recibe alegre. Contentas las paredes están con los gritos infantiles. Felices se ven los pisos con las carreras de serpiente. Brillantes relucen las ventanas con las cortinas corridas. La cocina huele a cena para siete. El jardín a la mancha o a la escondida. El corazón de la casa late al ritmo de la niñez. Entonces las vacaciones se acaban. Sola se queda. Sola con la Abuela y sus recuerdos de llanto.


Leer al azar otro micro relato.